miércoles, 3 de junio de 2009

ALGUIEN VINO A DESPEDIRSE


Barbara , una anciana de sesenta años, había trabajado hasta altas horas de la noche. Completamente agotada, se quedó dormida sobre su trabajo.

Mientras dormia, la rueca se deslizó de entre sus dedos y chocó con el torno. Barbara se despertó sobresaltada. Su sorpresa fue enorme al ver la habitación completamente iluminada por un fuerte resplandor. En el centro de la mesa redonda en la que habia depositado las madejas de hilo que habia terminado, vio una cabeza (cortada limpiamente) de la que caían gotas de sangre... era la de su hijo, marino en un buque de la armada. Dos grandes ojos abiertos la miraban fijamente y con una horrible angustia reflejada en ellos.

¡Bebe, mi bebe! (gritaba la anciana, juntando sus manos en gesto de súplica), ¿Qué te ha sucedido, Dios Mio?.

Al instante en que la anciana guardo silencio, la cabeza comenzó ha rodar sobre la mesa, al cabo de nueve vueltas, volvio a colocarse sobre el montón de madejas.

¡Adios, Madre! dijo una voz que sonaba distante y hueca.

Barbara se encontró de nuevo en medio de la mayor oscuridad. A la siguiente mañana, los vecinos la hallaron desmayada sobre el suelo de su habitación.

Poco despues se supo que, a la misma hora de aquella noche, su hijo Ivan, contramaestre de un buque de la armada, había perdido la vida en el transcurso de una maniobra. El temporal reinante hacía tambalear el barco, y la cabeza de Ivan, arrancada del tronco, había rodado de un lado al otro del puente, hasta que fuera rescatada.

Esta historia no es un relato de la imaginacion de algun escritor. Fue contada hace mucho tiempo por una mujer inglesa a una persona muy culta e ilustrada que se cuido de dudar de la mujer, ya que los celtas no juegan nunca con la idea de la muerte. La historia es veridica.

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