A uno de los amigos del matrimonio, el doctor Philippe, se le ocurrió la idea de celebrar una sesión de espiritismo en la casa, para lo cual contaba con una médium, madem oiselle B. Una vez hipnotizada, ésta no tardó en encarnar a un tal Lucien, quien manifestó haber sido en otros tiempos mayordomo de una madrota cuyo hotel particular estaba exactamente en el lugar donde ahora estaba la casa. Había sido su amante ocasional, quien lo trataba con el mayor desprecio. Un día en que se atrevió a discutir con ella, esta lo envenenó. Hecha esta declaración, el espíritu desapareció, no sin antes rechazar las oraciones que los asistentes se ofrecieron a hacer por su descanso.
a partir de entonces los Kérien se habituaron a él, lo que no impidió que los visitantes de la casa y las mujeres de la limpieza se sintieran desconcertados ante la invisible presencia.

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