Luis se encontraba acostado en su cama, estaba solo en la casa, puesto que su madre que acababa de divorciarse había ido a trabajar, mientras que su hermano menor estaba en la escuela.
El muchacho se introdujo entre las tibias cobijas. En esa casa el silencio era casi total, se podía escuchar el zumbido de una mosca. La casa era de dos pisos situado en un fraccionamiento ubicado a escasos kilometros de Texcoco, Estado de México.
El sueño comenzaba a invadir al muchaho cuando de pronto, sus oídos persibieron el ruido de pasos que subían por la escalera. El joven abrió los ojos y escuchó atentamente... eran pasos tranquilos, cadenciosos. En ese momento reparo en que estaba solo en la casa y que solo habia una explicación para aquellos pasos, ¡alguien habia entrado a robar!.
Pero aquello era imposible , porque los perros estaban en el patio y no habían ladrado. Además no creo que alguien con suficiente materia gris se hubiera atrevido a enfrentar a 2 perros pastor aleman y un hosky siberiano.
El corazón de Luis comenzo a latir mas aprisa, al tiempo que un sudor frio comenzó a recorrerle la frente. Los pasos seguían subiendo, no se atrevia a levantarse y averiguar porque el miedo lo paralizó al escuchar que los pasos se detenian en el quisio de la puerta de sus cuarto y solo distinguio una silueta luminosa allí parada como observandolo y que en fracciones de segundo desapareció.
En ese instante, los tres perros comenzaron a aullar lastimeramente, haciendo mas aterrador aquellos momentos.
Aquella no era la primera vez que algo de ese tipo le ocurria a Luis en aquella casa, pero si fue lo mas aterrador que le toco vivir mientras vivio ahí.
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